Se ha viralizado en las redes sociales de Latinoamérica Luz María, Historias de vida, videos de reflexión transmitidos en Facebook y otras plataformas que se han robado el corazón de millones de internautas, siendo tendencia cada semana. Pero María José Villavicencio no ha tenido una vida fácil…
Además de padecer el síndrome de Laron, que le impidió crecer de manera normal, sortea la fama luego de enfrentar un terrible dolor: la pérdida de su hija.
¿Cómo empieza Luz María?
Padezco síndrome de Laron, y hace algunos años se decía que éramos inmunes al cáncer. A partir de ahí, medios como Discovery Channel, National Geographic y otros realizaron reportajes en los que participé. Afortunadamente sé comunicarme bien, y por eso me eligieron para dar mi opinión. Esa fue mi escuela para desarrollarme frente al público.
¿Cómo, no estudiaste actuación?
No, nunca, jamás en mi vida he tomado un curso, pero sé desenvolverme frente a las cámaras.
¿Cómo llegas a formar parte de Luz María?
Grabé el primer episodio como parte de una producción local, en el que interpreto a una enfermera, y ahí reventaron las redes.
Pero fue una brutalidad…
Sí, miles y miles de vistas, de comentarios… Fue una locura, y obviamente nadie se lo esperaba, ni siquiera yo.
¿Nadie te atacó?
De 10 mil comentarios, hubo tres que decían: “La señora chiquita”, y cosas así; honestamente, me da igual. A partir de ahí participé más, y el productor está contento porque aprendo rápido los guiones e improviso de manera sutil. En mi país han venido más capítulos, como los de “La millonaria”, donde fue aún más grande el éxito y me apodaron La reina del TikTok.
¿Cuál es la respuesta del público en la calle?
Algunos me llaman Luz María, pero otros me llaman por mi nombre. Tengo miles de fans en México, me tratan muy bien; son muy divertidos y cariñosos.
¿Qué es lo más loco que te ha pasado?
Algunas veces en la calle, cuando no pasan taxis, hay personas que se ofrecen a llevarme gratis.
Antes de la fama, ¿tenías vida sufrida?
Obviamente, todo lo que pasa ha sido normal para mí. Gracias a Dios, tuve una familia que me dejó hacer las cosas a mi ritmo, nunca me trató mal, nunca me forzó a nada… No me limitaron en el sentido de que, por ser chiquita, no puedo. Lo llevé bien.
¿En el colegio las cosas también fueron así?
Generalmente ahí hay maldad fuerte, los niños son muy buleadores, no miden, lastiman y ofenden de manera natural, así que una tiene que aprender a vivir con lo que tiene.
¿Te ofendían?
Claro, me decían “enana”, “chiquita”, “patulla”… ¡Puros sinónimos de todo! Lamentablemente, desde muy pequeño te enseñan que la “E” es de enano, no puede ser “E” de esperanza.
¿Alguna vez sufriste discriminación?
No. La adolescencia fue difícil, quizá, porque todas mis amigas tenían novio y yo no; con el tiempo lo superé. En ocasiones, cuando íbamos a algún sitio, los chicos saludaban a mis amigas de beso, menos a mí.
¿Estás casada? ¿Tienes hijos?
Tuve una niña, hace 12 años, pero lamentablemente murió. Tengo novio, estoy feliz y plena.
¿Puedes hablarnos de tu pérdida?
Sí; a los siete días de nacida, mi nena se contagió de una bacteria en la mamila, lo que provocó que se fuera. Eso me afectó mucho, porque yo anhelaba tener hijos; lamentablemente, cuando la tuve me duró siete días la alegría, y al final me quedé sin nada. Si esa tristeza no me mató, cualquier comentario mal dicho no me mueve, no significa nada para mí.
¿Qué dice el novio de tu fama?
Le ponen en redes cosas muy lindas: que él es “El favorito de Dios”. Le escriben también: “Cuídala, como lo haría yo”… Muchas cosas bonitas.
¿Piensan casarse?
Por el momento vamos bien así; llevamos cinco meses y nadie piensa en casarse.
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